Una vez, al final de una tocata en la que grabamos parte de un videoclip - Dejame Curarme -, nos fuimos del local el último lote que echaron, derechito para abajo, para la plazuela ecuador buscando pilsen. Como es de esperar, íbamos algunos músicos, mi primo que grabó y sus amigos que ayudaron, algunos asistentes entre los que iba el ser de luz que protagoniza esta historia. Cuando aún no nos echaban, se acerca un loco y se suma al montón, y el loco era simpático y tristón, ya afuera la largó "yo me voy mañana de Chile y dejo todo... a mi familia, a mis amigos, a mi polola". Vamos a despedirlo, off course my horse si el ctm se va pa los yuesei. Y conversando con el loco hablábamos de la tristeza, de que le gustaba la banda, de que es importante seguir los deseos y los sueños, tirandonos buena onda, al mismo tiempo que se reforzaba a si mismo (ya me daría cuenta). La cosa es que llegando abajo el loco se manda esta: yo que le pregunto a la loca que vende chelas que a cuanto ...