Nombrarlo es invocarlo. Todo mal es atraído Con la mera pronunciación de su nombre. Pensarlo es una cosa, Es la sospecha. Pero el nombre, la palabra, Cada sonido, trae consigo La configuración del universo. Diga lo que diga pareciera que invocar su nombre lo trajere encima del escritorio, como si me oyera mi bella genio. Fue cosa de nombrar la enfermedad para que después de un año volviera el dolor. Ojos que no ven, corazón que no siente: Odios que no oyen, varicoceles que no se siente